Un negocio oscuro, organizado solo por unos pocos y plagado de estereotipos. Estas son las principales críticas que realizan desde el colectivo Colegas a las celebraciones del Orgullo de Madrid, que comenzaron ayer con el pregón de Conchita Wurst y Ruth Lorenzo y con una sonora pitada a la alcaldesa de la capital, Ana Botella, después de que un cambio de última hora impidiera celebrar en la Plaza de Chueca todos los actos con música, empezando por el concierto posterior al pregón. “Tanto quejarse de que no se puede hacer ruido cuando eso se podría arreglar muy fácilmente con la Declaración de Fiesta Popular de Madrid para el Orgullo, algo que ya se ofreció el año pasado y que no se aceptó porque implicaría sacar la organización a concurso público”, denuncia el presidente de Colegas, Francisco Ramírez.

En opinión de este colectivo no es de recibo que la organización del Orgullo, uno de los principales eventos celebrados en la capital de España, eche la culpa del problema a la homofobia de Ana Botella cuando el problema está en que no quieren perder la organización. Ramírez defiende el modelo de concurso público, siempre con unos criterios transparentes y bien definidos que permitan una organización más abierta.

Desde Colegas solo han participado en la manifestación en dos ocasiones, la última cuando se aprobó el matrimonio igualitario. Desde entonces han preferido mantenerse al margen de una fiesta con la que no comparten los criterios de la organización actual. “Esperamos que en el futuro haya más apertura y podamos volver”, señala Ramírez, que en todo caso desea mucha suerte a la manifestación del sábado y que espera que el tiempo acompañe durante la celebración, aunque tanto anoche como hoy la lluvia ha hecho acto de presencia. “Ya solo queda que le echen la culpa a que Botella y Rouco Varela han hecho la danza de la lluvia para deslucir la manifestación”, ironiza Ramírez.