El de Amy Sandler y Niki Quasney era el caso más duro y emotivo de la lucha por el matrimonio igualitario en Indiana. Ambas llevan juntas años y tienen dos hijos menores de tres años. La pareja se casó el año pasado en Massachussets, pero el estado en el que reside, Indiana, no reconoce su unión. Lo que hace más duro su caso es que Quasney está luchando desde hace años con un cáncer de ovarios que ha llegado a un estado terminal. Sabe que le queda poco tiempo de vida y tan solo desea que en el momento de morir su pareja y sus hijas estén reconocidas como familiares, con los mismos derechos que cualquier otra pareja casada. La apelación que deja en entredicho los matrimonios gays en Indiana les afectó especialmente, porque no tienen tiempo que perder. Ahora, otra apelación, esta vez conducida por la asociación Lambda Legal, ha conseguido que su matrimonio sea reconocido sin necesidad de esperar el dictamen de la Corte Suprema.

“Es hora de que el Estado de Indiana deje a Niki y a Amy en paz, y no las someta ni a ellas ni a su matrimonio a más estrés e incertidumbre mientras se sigue el caso”, explicó el abogado de Lambda, Paul D. Castillo. “Estamos encantados de que la corte sentencie a favor de esta familia mientras Niki lucha contra un cáncer de ovarios en fase cuatro. Continuaremos luchando hasta que ninguna familia en Indiana necesite preocuparse de si se verán privados de su matrimonio y todos los habitantes tengan la libertad de casarse”, añadió. La sentencia del séptimo circuito de apelaciones obliga al estado a reconocer inmediatamente este matrimonio, sin perjuicio de que se siga adelante con el procedimiento judicial abierto. Los matrimonios fueron aprobados en Indiana, pero la medida quedó en suspenso después de que el fiscal general del estado interpusiera un recurso.

Foto: Quasney y Sandler.