La cacería contra el colectivo LGBT en Uganda ha comenzado. Y la última ley homófoba parece que no es el último paso de las autoridades ugandesas contra la igualdad. Desde la reciente aprobación parlamentaria de la nueva ley que castiga la homosexualidad con penas de cadena perpetua se han multiplicado por diez el número de casos de violencia contra personas homosexuales.

Secuestros, torturas, intentos de linchamiento, casas quemadas, chantajes, despidos, detenciones, desalojos, suicidios... Un triste enumeración de episodios de violencia cada vez más frecuentes en el país africano que ha recopilado en una investigación la organización Minorías Sexuales de Uganda, que lanza un grito de auxilio para pedir ayuda ante esta persecución que sufre el colectivo gay que ya ha provocado la salida del país de 25 personas por este motivo hacia países como Kenia o Ruanda.

La aprobación de la ley anti gay ha desatado una ola de homofobia extrema y violenta que ha desencadenado 162 incidentes desde su aprobación en el Parlamento en diciembre de 2013. Unos datos alarmantes, sobre todo si se comparan con los ocho casos registrados el año pasado y los 19 de 2012.

Esta ley ha creado un clima de impunidad total y absoluta para los violentos que aprovechan el amparo legislativo del Gobierno ugandés para ejercer la tiranía contra la libertad y la igualdad. Una causa que necesita del apoyo internacional para acabar con una situación extrema a la que se ha llegado por el fundamentalismo y la irresponsabilidad de unos gobernantes que demuestran su ignorancia con cada decisión que toman.