A pesar de tener una muy buena temporada al frente de los Golden State Warriors de San Francisco, el entrenador Mark Jackson ha sido despedido por anteponer sus creencias religiosas y rechazar a jugadores gays: "Vivimos en un país que te permite ser lo que quieras. Yo soy cristiano y sirvo a Dios, que también te da libertad para decidir tu vida. Como cristiano tengo creencias de lo correcto y lo incorrecto. Dicho esto, Conozco a Collins, a su familia y rezo por él", declaró Jackson tras la polémica.

Jackson recibió la carta de despido la semana pasada tras salir a la luz sus terribles declaraciones homofóbicas: "No quiero gays en los vestuarios", dijo el entrenador sobre la posible integración de Jason Collins, primer jugador abiertamente homosexual de la NBA, que recientemente volvió a las pistas y ha sido elegido por el presidente Obama para formar parte de su Administración como integrante del Consejo Presidencial de Salud Física, Deportes y Nutrición. El veterano jugador de los Brookyn Nets reconoció su homosexualidad hace poco más de un año, recibiendo el apoyo de muchas de las grandes figuras del deporte y la sociedad estadounidense, destacando la de su compañero de equipo Andrei Kirilenko.

En febrero, en mitad de la temporada y ante las lesiones del equipo en el juego interior, un periodista preguntó a Jackson sobre la posibilidad de firmar a Jason Collins. La respuesta fue tajante: "No en mi vestuario". Jackson fue muy criticado por sus comentarios dentro del propio equipo, ya que hay que recordar que Rick Welts, directivo de Warriors, es abiertamente gay.

Welts fue preguntado por la web SFBay acerca de estos comentarios y quiso quitar hierro al asunto: "Creo que ha sido sacado de contexto. Él probablemente no dijera eso exactamente en la forma que querría en eso, por lo que me decepcionó. Desde entonces hemos hablado y tenemos buena relación".

La realidad es que a Jackson no le han renovado después de realizar la mejor temporada desde hace más de 20 años, aunque Joe Lacob, propietario del equipo, admitió que las creencias religiosas del entrenador no tenían nada que ver con su despido y quiso no hacer comentarios acerca de esta actitud de Jackson, en claro contraste con una franquicia que intenta adaptarse a una ciudad como San Francisco, cuna de la lucha por los derechos de los homosexuales en Estados Unidos.

El despido de Jackson viene después de una exitosa temporada, por lo que la decisión ha sorprendido a más de un aficionado a los Golden State Warriors pero pone de manifiesto que las cosas en el deporte están cambiando: en los equipos no se toleran comportamientos discriminatorios por razón de orientación sexual